Son las más comunes, ya que, en la mayoría de los edificios, se colocan las persianas fuera del cajón de la ventana. Esto las dota de una buena funcionalidad, hace que no estorben y que protejan los cristales de la intemperie. Además, se convierten en un elemento estético y capaz de conferir personalidad a una fachada. De entre todas las opciones, las alicantinas están despertando mucho interés.
Se trata de un tipo de persiana sin obra fácil de instalar, algo que se hace con dos hembrillas cerradas en su lomo y otras tantas en el marco de la ventana. También es resistente, especialmente si se ha utilizado el material adecuado para su fabricación. Por regla general, la madera ha sido el material tradicional, pero los metales contribuyen a reforzar sus características de resistencia.
Además, cumplen con su función de una manera efectiva, es decir, regulan el paso de la luz desviando los rayos del sol. Esto te permite proyectar sombra en los puntos que más te interesen.
Las persianas cubrirán el exterior de las ventanas o las puertas, mientras tú disfrutas del frescor en el interior. Tampoco tienes que preocuparte de su mantenimiento, que es sencillo al igual que la limpieza.